– RUTA DEL QUESO IBORES (Extremadura)

El queso Ibores ve reconocido su prestigio en abril de 1.994, con fecha en que la Consejería de Agricultura, Comercio e Industrias Agrarias de la Junta de Extremadura le concedió la Denominación de Origen y, en Abril de 1997, fue ratificado su Reglamento por la misma Consejería.

ruta del Queso Ibores

La Denominación de Origen Protegida «Queso Ibores«, abarca actualmente 35 términos municipales de las comarcas de Trujillo, Villuercas, La Jara e Ibores y tanto las ganaderías como las queserías deben estar dentro de dicho ámbito de acción. Tiene actualmente inscritas más de 28.000 cabras, de las razas Verata, Tetinta y sus cruces, procedentes de 150 ganaderías, y 7 queserías; que le dan una potencialidad de producir más de 5.500.000 litros de leche y más de 800.000 Kg. de queso.

Cualidades:

El Queso Ibores se caracteriza por su forma cilíndrica, con caras sensiblemente planas y superficie perimetral plana convexa. La pasta es de color blanco marfil, semidura, de textura suave, mantecosa y húmeda, entre fiable y elástica, presentando ojos pequeños, poco abundantes y desigualmente repartidos. Su aroma de suave a moderado, a queso de cabra, elaborado con leche cruda, con un sabor franco característico, ligeramente ácido, moderadamente picante, algo salado, suave caprino en el retrogusto y muy agradable al paladar.

Ruta:

Poco a poco, a medida que nos adentramos en la comarca de las Villuercas-Ibores, el relieve se vuelve quebrado, compuesto de valles y serranías, por donde discurren cauces fluviales que permiten un desarrollo de pastos naturales. Sería imposible imaginar las serranías de esta bella comarca, sin sus cabras retintas y veratas saltando de piedra en piedra y rebuscando con tozudez unas briznas de hierva en los pastizales, bajo un radiante cielo azul. El queso con D.O. «Los Ibores» es de pasta color blanco marfil, semidura y de textura mantecosa. Su aroma es suave a moderado con un sabor ligeramente ácido y muy agradable al Paladar.

Iniciamos nuestra ruta en Trujillo. Era ya conocida en la época prerromana como Turgalium. El descubrimiento de América le ha dado un lugar en estos hechos históricos. Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico, alberga multitud de palacios, iglesias y edificios civiles de los siglos XV y XVI. La feria Nacional del Queso se realiza en la Plaza Mayor a finales de abril y rpincipio de mayo.

Después de pasar el pintoresco pueblo de Madroñera, estramos en Aldeacentera. En su término municipal se encuentra el poblado prerromano de la Caroja. La carretera circula entre bellos parajes de jaras, brezos, romero y, situada a los pies de la Sierra del Pueblo, llegamos a Deleitosa, población en la que se puede ver el palacio de los Duques de Frías y la casa en la que habitó San Pedro de Alcántara. En el camino hacia el sur, nos detenemos en Roturas a los pies del Risco Redondo de 1287 m. Pueblo serrano con un encanto natural y desde donde podemos contemplar un paisaje excepcional.

Madroñera

Pasado el río Ruecas, el paisaje de alcornoque y castaños que nos acompaña en la bajada se ve sustituido por los reflejos de las almenas y torres del Real Monasterio de Guadalupe, gran protagonista del devenir histórico y religioso de estas tierras. Su origen y el de la Puebla se remonta al siglo XIII, cuando tuvo lugar el hallazgo de la imagen de Ntra. Sra. de Guadalupe. En el Monasterio, declarado Patrimonio Mundial, predomina el estilo mudéjar; pero no hay que olvidar las importantes muestras del gótico, renacentista y barroco. Pero Guadalupe ofrece otros muchos atractivos, entre los que destaca el haber sido centro desde donde se irradió entro los siglos XV y XVI, toda una cultura del bien comer; refinada y carente de artificio. Hoy, recuperada aquella tradición, podemos degustar exquisitos platos de la cocina monacal. Sin dejar esta misma carretera, nos dirigimos a una pequeña localidad, Alía, enclavada a las orillas del río Guadarranque. Su Iglesia Parroquial, Santa Catalina, es una de las joyas mudéjares más bella de toda extremadura.

Volviendo sobre nuestros pasos, tomamos la carretera EX-118 hacia el norte. Ascendemos entre una sucesión de serranías donde sobresalen impresionantes crestas y agujas, habitadas por numerosas rapaces; entre medios se alternan grandes manchas de castaños, robles y encinares adehesados que dejan paso a los cultivos y a los pinares de repoblación.

Situada sobre el río Ibor y en una de las laderas de la sierra de las Villuercas, encontramos Navalvillar de Ibor, conocida por sus famosos bordados de Lagartera. No podemos marcharnos de esta localidad sin hacer acopio de la miel serrana, de calidad y sabor exquisito.

Rio Ibor

En el camino hacia el norte, podemos detenernos en el puente sobre el río Ibor; desde el que se pueden contemplar estupendas vistas de riscos y bosques, que parecen salidos de un cuadro.

Castañar de Ibor es un pueblo lleno de encanto que aún conserva su arquitectura popular de casas de pizarras, colocadas horizontalmente y techos con vigas de castaños. En sus alrededores la Cueva del Castañar; declarada Monumento Natural, tiene un gran lago interior e impresionantes formaciones de estalactitas y estalagmitas.

Castañar de Ibor

Castañar de Ibor -estalactitas y estalagmitas

Rodeadas de sierras y enclavada en un pequeño valle, llegamos a Fresnedoso de Ibor. Localidad conocida por su artesanía de labores de bordados. Si la temperatura nos acompaña, merece la pena darse un chapuzón en las numerosas piscinas naturales que forma el río a lo largo de todo el trayecto.

Fresnedoso de Ibor

En Bohornal de Ibor, cercano a la población junto al embalse de Valdecaña, tenemos una parada obligada en los resto del que fuera Templo Romano, declarado Monumento Histórico Artístico, y que perteneció a la población romana de Augustobriga. Dentro de la población conserva unos típicos soportales, construidos con arcos de medio punto y donde merece la pena probar unos pinchos de queso, regado con un buen vino de pitarra.

Antes de terminar nuestra ruta en la Autovía de Extremadura, donde confluye la carretera EX-118, es visita obligada la localidad de Mesas de Ibor, donde existe, en sus cercanías, un puente de piedra de un solo ojo, construido en los tiempos de la Mesta, en el siglo XIV.

Iformación Obtenida gracias a www.casas-rurales.info por cierto os recomendamos visitar el sistio si quereis alquilar alguna casa rural 🙂

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