La gastronomía de Estados Unidos se caracteriza por ser práctica o de fácil preparación y por tener un fuerte vínculo con sus corrientes migratorias.

Así, aunque muchos platos tienen sus orígenes en otros países, los cocineros estadounidenses los han alterado substancialmente con el pasar de los años que alrededor del mundo ya se consideran típicamente americanos. Ejemplo de ello son los hot dogs o las hamburguesas, ambos traídos por los inmigrantes alemanes, o las pizzas, muy diferentes a las encontradas en Italia.

La cocina mexicana, alemana, china, vietnamita o italiana, por nombrar algunas, ya son parte del paisaje gastronómico de ese país al punto de que son tan tradicionales como la Coca Cola, la tarta de cereza, el pollo frito, o los “milkshakes”. Estos incluyen todo tipo de pastas, tacos y burritos —la llamada corriente “texmex”—, comida china como el “pollo del General Tso”, o comida griega como el emparedado “gyro” o los pastelillos “baklava” encontrados en los supermercados.

Quizá una de las especialidades americanas es el barbacoa (BBQ), pecho de res, costillas, o cerdo ahumada lentamente por horas. El pecho y las costillas generalmente son cortadas de manera muy fina, y la carne de cero rallada en un plato conocido como “pulled pork”. Se agregan salsas variadas a un costado del plato y acompañamientos como papas horneadas con queso. Las mejores barbacoas se pueden encontrar en Kansas, Texas, Tennessee y Carolina del Norte.

Adicionalmente, muchas compañías de comida americana (General Mill, Kraft Foods, Campbell’s) han desarrollado toda una gama de platos que requieren preparación mínima, como son los platos congelados y diversos postres como “cheesecakes” y “pies”.

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