Las costumbre orientales están muy pegados a los hábitos al momento de comer.

En el momento de lavarse las manos, son muy cuidadosos, ya que para ellos el agua que ya tocó sus manos está sucia y no sirve para seguir lavándose. Por eso otra persona debe vaciar el agua sobre las manos de la otra persona, mientras que el agua que cae va desapareciendo por debajo por un recipiente con agujeros.

Cuando se preparan para comer asumen ciertas posiciones, como: sentarse sobre las piernas de forma recta, delante de la mesa o manta extendida sobre el suelo, pero si para algunos esto resulta muy incómodo, también se puede cruzar las piernas.
Antes de comer nunca se deja de agradecer tanto al dueño de la casa como en una oración a Dios, por los alimentos.

En los platos donde se lleva la comida, son los únicos que hay en la mesa. Para cada persona se le da una pequeña vasija o un plato de cobre, para que se sirvan.
Para los occidentales lo que mayormente suele sorprender es, según sea el caso, el uso de los palillos o hasta de las manos para comer, dejando de lado cualquier tipo de cubierto.

Al terminar de comer realizan el mismo lavado de manos, que se hicieron antes de comer.

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