Los irlandeses son conocidos por ser personas fáciles de tratar y amantes de las fiestas. Los extranjeros son tratados como amigos en los pubs y restaurantes. El sentido del humor es un don de su población y suelen bromear sobre cualquier cosa. Las conversaciones pueden durar horas. No te sorprendas si caminando por las calles seas saludado con un “¿Cómo estás?”. Las respuestas no tienen que ser complejas.

A pesar de ser muy sociables, es mejor evitar ciertas conversaciones y comentarios. Por ejemplo, no es buena idea hablar de las diferencias políticas y religiosas de Irlanda del Norte. La mayoría le rehúye al tema. Además, asumir que Irlanda es parte del Reino Unido es un error común y es tomado como ofensa.

Las fiestas en Irlanda son apoteósicas. Los festivales nacionales más famosos son el de San Patricio y el de Halloween. En el primero las congregaciones públicas en las ciudades pueden llegar a cientos de miles. El verde es el color común dado que representa la cultura y tierra irlandesa. Los tréboles son usados por las enseñanzas de la Santísima Trinidad de San Patricio. Debido a la herencia celta, el Halloween (fiesta de año nuevo celta) es celebrado como una forma de recordar sus orígenes. La fiesta dura por tres días y también congrega a mucha gente.

La comida es un asunto importante en Irlanda ya que es visto como una manera de juntar a la gente. La cena es la principal comida del día y se come en la tarde. Es parte de su tradición introducir monedas —limpias, por supuesto— en los purés como el “colcannon”. Se suele dar el 10% de la cuenta en propinas si el servicio es bueno. Últimamente es común que se cargue a la cuenta.

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